Thursday, August 31, 2006

Sobre la entrevista.

Podría decirse que la entrevista es como una conversación entre dos personas, conocidas o no, en la que una interroga sobre uno o varios temas y espera que la otra dé respuestas -- tal vez íntimas o comprometidas—que no hayan sido reveladas a otra persona.
Hasta aquí, la definición se aplicaría no sólo a la entrevista periodística sino que podría extenderse a otro tipo de entrevistas, como las laborales, judiciales, etc.
El periodista Jorge Halperín, en su libro “La entrevista periodística ”( Paidós. 1995), define a la entrevista como la más pública de las conversaciones privadas, ya que desde lo formal, funciona como un diálogo privado: exige proximidad, intercambio, presencia desde lo personal, cierto clima de intimidad; pero sin embargo sabemos que está construida para el ámbito público.
Es una conversación en el que el centro del diálogo es uno de los interlocutores, el entrevistado, de quien el entrevistador debe conseguir las mejores respuestas posibles.
Existen distintos tipos de entrevistas, que estarán determinadas por el perfil del entrevistado y el medio para el que trabaja el periodista.
La actitud del periodista debería ser la de pasar desapercibido para que pueda lucirse el entrevistado. Y el oficio del periodista, la inteligencia de sus preguntas es lo que marcará la calidad de las respuestas, aun cuando el entrevistado resulte difícil de entrevistar, o sea consultado de manera permanente, por lo que se dificulta encontrar una pregunta que no haya sido hecha antes.
En este sentido, la construcción de la entrevista es casi un trabajo artesanal, en el que el oficio, la sensibilidad y la profesionalidad de quien la realiza hará que se trate de una entrevista más o, por el contrario, que logre desnudar el alma del entrevistado-- en el caso de una entrevista personal-- o aquella declaración que provoque una noticia, si se trata de una entrevista política.
La entrevista puede dividirse en tres partes fundamentales, que determinarán el éxito del resultado: el antes, el durante y el después de la realización.
El antes tiene que ver con la preparación de la entrevista. La selección del entrevistado, en primer lugar.
Un entrevistado puede elegirse por varios motivos: porque es famoso, porque es representativo de algún tema, porque es un personaje interesante, porque está ligado a una noticia, porque sabe sobre un determinado tema o por sus ideas. El periodista debe ser consciente de las razones por las que ha sido elegido su entrevistado y --sobre todo-- lo que espera lograr con esa conversación. Esto puede ser: conseguir una revelación, que realice una denuncia, mostrar una faceta desconocida de un personaje conocido, que se explaye en un tema que resulta de interés para la gente o tal vez, mostrar su personalidad a través de la entrevista.
Una vez definido el objetivo de la entrevista, deberá comenzar una minuciosa tarea de archivo. Buscar abundante información sobre el entrevistado es fundamental a la hora de organizar la entrevista. No es aconsejable realizar una entrevista improvisada. Se pueden –de hecho, siempre sucede—agregar preguntas en el momento de la entrevista, pero es recomendable llevar redactadas, al menos diez preguntas para hacerle al entrevistado acerca de varios temas y sobre todo conocer sobre el entrevistado.
De esa manera podrá improvisarse con el entrevistado enfrente, repreguntar –instancia fundamental en la entrevista—y moverse con tranquilidad en el momento de la charla.
A la hora de preparar las preguntas, hay que tener en cuenta algunos requisitos para que la pregunta sea interesante y le permita lucirse al entrevistado.
Por ejemplo:
· Que sea clara.
· Que invite a contestarla.
· Que sea abierta.
· Que permita profundizar sobre el tema del que se habla.
· Que invite a lo nuevo.
· Que invite al entrevistado a explayarse, etc.

En otras ocasiones, cuando la intención es entrevistar a alguien por los conocimientos que posee sobre un tema en particular, , no es tan importante conocer sobre él como sobre el tema. Si, por ejemplo, hay que entrevistar a un especialista en biotecnología, es importante saber bastante sobre el tema, para que las preguntas resulten interesantes.
Una vez realizada la entrevista, viene la tarea final, que es la edición. Luego de desgrabar la conversación, viene el momento de seleccionar cuáles son las mejores respuestas, los mejores tramos, aquellos que no pueden faltar, o aquellos que pueden desecharse sin que influyan en el resultado final.
El periodista deberá decidir si armará la entrevista en el formato pregunta- respuesta o elegirá la forma de un relato. Estas decisiones, junto con el orden de las repuestas –no es necesario que se respete el orden exacto de la entrevista—y la selección del título, son aspectos fundamentales, tanto como la redacción de las preguntas o la entrevista misma.
A continuación, se ofrecen distintos enlaces, de distintos tipos de entrevista:
La primera, es una mix entre el relato y la pregunta respuesta, la segunda es del tipo pregunta respuesta y la tercera es un relato. Las tres, por diversos motivos, son muy interesantes, Que las disfruten.

Este primer enlace es de una entrevista a—casualmente—una de las mejores entrevistadoras del habla hispana, la uruguaya María Esther Gilio, aparecido en el suplemento Radar del diario Página 12 en enero de 2004.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-1188-2004-01-18.html


El siguiente es una entrevista a Alfredo Yabrán, publicada en Clarín digital en marzo de 1997:

http://www.clarin.com/diario/1997/03/16/t-00233j.htm

Esta última es una entrevista al escritor iraní Salman Rusdhie aparecida en el suplemento Cultura (Revista Ñ) de Clarín, en julio de 1998.

http://www.clarin.com/suplementos/cultura/1998/07/19/e-00801d.htm
Para ampliar sobre el tema entrevista, se recomienda la lectura de:

HALPERÍN, Jorge “La entrevista periodística”, Paidós, Buenos Aires, 1995.

Gilio; María Esther “EmerGentes”, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1986

Sunday, August 13, 2006

Cómo linkear desde el blog

Thursday, August 10, 2006

¿ Qué es una crónica?

"La crónica es, en esencia, una información interpretativa y valorativa de los hechos noticiosos, actuales o actualizados, donde se narra algo al propio tiempo que se juzga lo narrado" (Martín Vivaldi, 1987, p. 123).


La etimología de la palabra propone una idea de la crónica como el relato de los hechos tal como sucedieron por orden cronológico. Esta definición no está mal, es cierta, pero es insuficiente. Sobre todo en periodismo. En la crónica periodística esa sería sólo una de las características.
El primer modo de utilizar la crónica –género exclusivo de las lenguas derivadas del latín—fue para realizar relatos históricos, por su interesante narrativa. Posteriormente fue el modelo casi excluyente a la hora de relatar los viajes de exploración de los navegantes europeos en sus conquistas en el nuevo mundo. Finalmente, el periodismo se apropia de este género para recrear con características propias del oficio un género difícil de definir y de escribir, como es la crónica periodística.
¿Cuál es la diferencia sustancial entre la noticia y la crónica? Si bien es complejo definir la crónica periodística y sus características -- no por falta de elementos sino por su gran riqueza-- , se pueden diferenciar de modo básico en que la noticia es el relato inmediato y despojado de los hechos, cuyo valor radica en estas dos características, de modo prioritario.
En cambio, en la crónica puede mediar un tiempo—reducido-- entre lo ocurrido y la publicación y la riqueza de su corpus radica en la subjetividad que le otorga con su pluma quien la escribe.
La crónica es, en esencia, información. Puede interpretarse como la integración de los demás subgéneros periodísticos en pos del relato de un hecho pasado; pero renovado y pleno de detalles, dado que el periodista lo retoma, lo interpreta, lo interpela y lo recrea bajo la influencia de su mirada.
El periodismo se apropia de este género para permitirle al periodista competir con la noticia en el protagonismo, y aportar un estilo personal que embellezca la escritura al riesgo de fusionar la redacción periodística con un texto literario.
Si en la redacción de una noticia el periodista debe escatimar cualquier rasgo de subjetividad y atenerse de modo casi excluyente a la ausencia de un toque personal, por el contrario en la crónica es el periodista quien con su pluma decide el recorte que realizará en la noticia que cuenta, los detalles que elige para relatarla y, en definitiva, el sello que le imponga.
Debido a que los medios audiovisuales son más rápidos en la transmisión de información que los editados en papel, la crónica periodística impresa se centra más en dar respuesta al porqué y al cómo sobrevino el hecho seleccionado que ha ofrecer novedades sobre lo ocurrido, ya que esta última necesidad ya está satisfecha por otros canales.
La interpretación de un hecho es lo que da sentido a la crónica. Allí el periodista se involucra, recorta y selecciona impresiones y le permite al lector sumergirse en el hecho que se relata y compartir, de algún modo, impresiones.
A diferencia de la noticia, en la que poco cuenta la toma de posición del lector, en la crónica es imprescindible una complicidad entre quien escribe y éste.
Si en literatura es necesaria la existencia de un pacto ficcional, en periodismo, para que la crónica exista como tal, debe existir una suerte de relación de confianza entre el periodista y el lector.
Quien firma no sólo informa quién realizó la crónica, establece una relación de credibilidad en la que se ve obligado a dar consistencia y coherencia a los materiales narrativos. El lector confía en que revele y manifieste el sentido de los hechos, porque gracias a su experiencia personal, literaria, histórica, periodística. El lector considera que quien firma es la persona pertinente para cumplir con éxito la función de comunicar.
En pos de esta relación de confianza, el cronista siempre firma sus escritos, como modo de compromiso y vínculo con el lector.
El autor de la crónica deberá transformarse, entonces, en un artesano de la noticia, que elegirá los hechos que considere relevantes, los testimonios –en caso de que los incluya—y los detalles de color que le permitan al lector sumergirse en la crónica informándose sin aburrirse y a la vez sintiéndose parte del relato.
No existe una única manera de escribir una crónica. Dado que depende del estilo del escritor, es posible encontrar tantas posibles maneras de relato como cronistas existan. Lo seguro es que:
Se organizará acorde con el transcurso de los hechos.
Será un relato informativo.
Estará marcada por la subjetividad.
Tendrá una impronta literaria.
Estará firmada

A continuación, les presentamos un texto de Gabriel García Márquez. En un encuentro de escritores, el gabo descolló con esta narración para ejemplificar la diferencia entre lo que contaba y cómo quedaría escrito.
Nos pareció muy valioso como estructura a utilizar para redactar una crónica.em>
Que lo disfruten.
" Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
-No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.
Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:
-Te apuesto un peso a que no la haces.
Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta:
-Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.
Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:
-Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
-¿Y por qué es un tonto?
-Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo. Entonces le dice su madre:-No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.
La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:
-Véndame una libra de carne -y en el momento que se la están cortando, agrega-: Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice:
-Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.
Entonces la vieja responde:
-Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras.
Se lleva las cuatro libras; y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice:
-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.)
-Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
-Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor.
-Sí, pero no tanto calor como ahora.
Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:
-Hay un pajarito en la plaza.
Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.
-Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
-Sí, pero nunca a esta hora.
Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
-Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.
Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen:
-Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos.
Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.
Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:
-Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa -y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando:
-Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca".